La importancia que tuvo a lo largo de la historia la Archicofradía Sacramental de la Parroquia de San Juan, refrendada por la relevancia que la adoración al Santísimo Sacramento llegó a tener en este templo, fue generando a través del tiempo el acopio de un valioso ajuar, compuesto por los diversos objetos de platería necesarios para el desarrollo de los distintos rituales eucarísticos. Por otra parte, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental incrementa este valioso conjunto de piezas con las que conservaba la Hermandad de penitencia para el culto y procesión de la Virgen, algunas de ellas, únicas en el patrimonio cofrade malagueño.
En 1826, fecha inscrita en el pie de la pieza, se compra un aguamanil y su bandeja a juego, obras realizadas en 1797 en plata de ley por el orfebre cordobés Manuel Azcona Martínez. Ambas piezas, hasta ahora desconocidas en su producción, se le han podido atribuir, al igual que un cáliz de inicios del siglo XIX perteneciente a la parroquia, gracias a sus marcas. Estilísticamente, en el conjunto se reconoce el neoclasicismo, sobre todo en la decoración del jarro con hojas lanceoladas, utilizadas también por Azcona en el jarro del aguamanil de la parroquia de los Mártires, ejecutado en el mismo año que el de San Juan. La bandeja lleva grabada en el borde la inscripción “SOY DE LA COFRADÍA DEL STMO. SACTO. DEL SEÑOR SAN JUAN”.