BANDERA CONCEPCIONISTA

Bordados sobre raso blanco y celeste y asta de metal plateado 2005.

Autor anónimo del siglo XVIII y taller de Manuel Mendoza Ordóñez bajo diseño de Salvador Aguilar San Miguel; asta de los talleres de Juan Borrero (Orfebrería Triana) y Carlos Bravo.

 

La bandera concepcionista es equivalente a la insignia denominada Simpecado o Sine Labe Concepta. El origen del Simpecado parece estar en el enser que en su día realizase la hermandad del El Silencio -Sevilla- en 1615, al objeto de representar el llamado voto de sangre, un juramento de defensa hasta la muerte de la creencia en la Purísima Concepción. Recordemos que no fue hasta mucho después, en 1854, que la Iglesia Católica definiese la creencia como verdad de fe mediante la Bula Inefabbilis Deus, emitida por el pontífice Pio IX, por lo que los cada vez más proclives simpecados, muy divulgados en la religiosidad popular española, eran una punta de lanza. En uno y otros casos -banderas y simpecados-, a pesar de las diferencias en cuanto al formato en que la insignia se muestra desplegada y la forma en que lo hace, el elemento central es la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción de María Santísima. La Archicofradía ha mostrado a lo largo de su historia y específicamente desde su vuelta al culto externo un interés predominante en la difusión de esta creencia, algo que se ha venido plasmando de un modo singular en los pregones inmaculistas que se han venido llevando a cabo ininterrumpidamente desde 1982 -que se celebra de forma regular en las vísperas de la festividad de la Inmaculada Concepción, tal y como se recoge en los estatutos de la hermandad desde 1984-.

 

En este caso particular, la insignia consiste en una pieza cuadrangular de raso de color blanco con una cruz del mismo tejido en color celeste, sobre la que se ha bordado el anagrama mariano -los caracteres A y M entrecruzados- a partir de un diseño de Salvador Aguilar y llevado a efecto en el taller de bordado de Manuel Mendoza, integrando en el centro del mismo una bellísima representación de la Inmaculada Concepción procedente de una antigua casulla del siglo XVIII que fuera donada a la hermandad. Esta cartela, de forma cuadrilobulada y perfilada con bordado de cartulina, consiste en un virtuoso bordado en sedas matizadas que sigue estrictamente los convencionalismos referentes a la representación de la Inmaculada. El patrón estilístico es el más difundido por la tradición pictórica española desde Pacheco hasta Murillo, tomando de este último el gracejo y la sensibilidad que quedaron asentados en el siglo XVII como una suerte de canon representativo.