Hay que señalar que la capilla de San Cristóbal había sido propiedad del caballero de la Orden de Santiago Diego Francisco de Pisa Vintimilla, que la cedió a Bernardo de Eslava, en 1670, de quien pasó a la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores en 1696, a instancias del obispo fray Alonso de Santo Tomás. Según los datos de la actual Archicofradía, la primitiva Titular, Ntra. Señora de los Dolores, ya se encontraba en ella en fechas anteriores a 1675, aunque bajo la advocación de Soledad. Teniendo en cuenta la actual situación de las diferentes Hermandades en la nave de la Epístola, se puede establecer que la Hermandad Sacramental adquirió en 1620 un espacio desde donde se halla ubicada la imagen de la Dolorosa con la que más adelante se fusionaría, y que continuaba hasta la cabecera del edificio.
Pese a todos los esfuerzos realizados hasta el momento, una circunstancia ajena a la vida de la propia Hermandad, provocaría nuevas intervenciones de mayor carácter. El terremoto que se produjo en el año 1680 produjo graves daños en el templo, entre ellos, el derrumbe de la torre.
Desde entonces, ésta ha sido siempre la Capilla de Ntra. Sra. de los Dolores, advocación que ostenta desde 1688, dejándose de llamar Soledad por la pérdida del pleito por el mismo nombre con la Virgen de la Soledad de Santo Domingo, que demostró ser más antigua. El nuevo nombre de Dolores fue adoptado a instancias también del obispo fray Alonso de Santo Tomás.
Posteriormente, sufrió la Capilla varios deterioros importantes, como los del siglo XIX, a causa de la entrada de los franceses en Málaga en la Guerra de la Independencia. Su retablo comprendía otras dos hornacinas con las imágenes de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena; o los sucesos del el año 1931, incluyendo el daño a la antigua imagen de la Virgen, atribuida a Pedro de Mena. Hasta que en 1936, con la llegada de la Guerra Civil, el destrozo total sufrido por la Capilla alcanzó a la antigua imagen Tras la guerra y a partir de algunos años después, fue restaurándose la Capilla, adquiriéndose el actual retablo en un pueblo de la provincia. Desde entonces, ha sido restaurado éste y la Capilla en general, incluida su instalación eléctrica, en el año 1980 en el que el color verde de fondo fue sustituido por el rojo actual, siendo Hermano Mayor Luis Monserrate Carreño y, la última restauración en 1998, siendo José Antonio Bermúdez Alba; si bien la Archicofradía no ha dejado desde entonces de ir haciendo pequeñas mejoras de conservación hasta hoy.