CIRIALES

Alpaca plateada, 2001.

Talleres de José Jiménez, bajo diseño de Fernando Prini Betés.

 

Los ciriales son candelabros altos ideados precisamente para ser portados manualmente en ceremonias litúrgicas y procesiones. En el ceremonial católico, están presentes como acompañamiento de la cruz en el interior del templo -procesión claustral de entrada al inicio de la misa-, y se entiende precisamente como extensión del candelero de altar. De hecho, es frecuente que en estas procesiones de entrada los acólitos porten candeleros con pie en lugar de ciriales. Entendiendo que la única procesión litúrgica es la del Santísimo Sacramento, los ciriales situados ante los tronos procesionales no podrían ser considerados estrictamente litúrgicos, si bien desde comienzos del siglo XX son muchas las cofradías de pasión que los añaden a sus cortejos precediendo a la imagen. En tiempos anteriores no existe una constancia muy fehaciente de que así hicieran, y los grabados y litografías del siglo XIX nos muestran procesiones en que los pasos o tronos van precedidos directamente por los hermanos de la corporación vistiendo el hábito nazareno.

Como elemento funcional, consisten en una pértiga de altura superior a la de un hombre sobre la que se suele disponer una macolla y un platillo para recoger la cera del cirio. En el caso particular de estos ocho ciriales -figuran cuatro en cada sección-, comprobaremos que el diseño de Fernando Prini sigue el esquema de perfil bulboso propio de los edículos dieciochescos, revestido de una decoración acorde a ese periodo.