CRUZ ALZADA

Madera de ébano y plata, 2015. Talleres Montenegro, bajo diseño de Pedro Alarcón Ramírez.

Crucificado de marfil, s. XIII.

La cruz alzada es un enser litúrgico que constituye el precedente más antiguo de lo que hoy conocemos como “cruz guía”. Efectivamente, hay constancia de que desde el siglo XVI los cortejos procesionales de las hermandades se abrían con este tipo de cruz, elevada sobre un vástago que iba revestido de una “manguilla” -denominación popular que acabó teniendo todo el enser. Hoy esta insignia es más conocida como “cruz parroquial”, y habitualmente preside las secciones nazarenas dedicadas a la titular mariana en cada caso. Al tratarse de una representación del clero de la parroquia, debe ir portada por un sacristán de roquete y sotana, y escoltada por ciriales.

El diseño es obra de nuestro hermano Pedro Alarcón Ramírez y halla inspiración en las grandes cruces parroquiales dieciochescas, de las que toma su gran envergadura y la profusa ornamentación irregular tan característica de ese periodo. La cruz usa maderajes oscuros de ébano guarnecidos por un ribete de plata labrada de perfil sinuoso, y ha sido ejecutado a partir de la premisa de albergar el crucifijo de marfil, generosamente donado a la Archicofradía. Esta pieza según sus características puede proceder de un estilo italiano del siglo XIII. Por el delicado estado de conservación en que se encontraba, la pequeña talla de eboraria fue restaurada por un taller con amplia experiencia en el campo de la labor en marfil, el de Trillo-Lamas.