EL LIBRO DE ACTAS Y HERMANOS DE LA HERMANDAD DE ÁNIMAS DE LA PARROQUIA DE SAN JUAN (1937-1980)

Salvador Marín Hueso

 

          Durante siglos, nuestras parroquias acogieron en el seno de su vida pastoral y apostólica a las hermandades de las Benditas Ánimas del Purgatorio. Málaga no resultó una excepción. En las cuatro parroquias históricas se fundaron cofradías correspondientes a dicho carisma y, por tanto, así se hizo en nuestra Parroquia del Señor San Juan Bautista; concretamente, el 8 de diciembre de 1661.

          Entre los fondos del Archivo Histórico de la Archicofradía, y merced a la donación de un hermano, consta el Libro de Actas y Hermanos de la Hermandad de Ánimas de San Juan. Concretamente, aquél que recoge las altas y bajas de los cofrades entre los años 1937 y 1980, así como las actas correspondientes a las sesiones de junta celebradas entre el 18 de diciembre de 1949 y el 3 de julio del mencionado año de 1980.

          De los listados de hermanos, se desprenden nexos en común con la nómina de nuestra Archicofradía y ─en general─ con el resto de la comunidad parroquial. Apellidos como Supervielle y Goux aparecen en dichos listados, así como resultarán hermanos de pleno derecho los sucesivos párrocos, en las figuras concretas (durante el arco temporal que nos ocupa) de José Ortega Carrasco, José Ortega Muñoz y Amalio Horrillo.

          Respecto a la vida de hermandad en los años mencionados, son distintos los aspectos reflejados en las actas corporativas. Así, por ejemplo, el proyecto y ejecución de un nuevo retablo para la capilla ─actual del Señor de Ánimas de Ciegos─, a cargo del artista malagueño Cristóbal Velasco Cobos, tras las consecuencias emanadas de los asaltos a la parroquia en 1931 y 1936.

          Igualmente, de las actas se desprende la importancia cotidiana en el desenvolvimiento de la vida corporativa de las camareras, como responsables del cuidado de la capilla y del ajuar de culto. La irrupción del Concilio Vaticano II, con sus cambios de mentalidades y prácticas cultuales, también queda convenientemente reflejada en los debates corporativos consignados en las actas.

          Sin duda, el eje vertebral de la actividad anual de la Hermandad lo constituía la novena de ánimas a celebrar justamente cada mes de noviembre, en torno a la festividad de los Fieles Difuntos. Se trataba de uno de los cultos más importantes de la Parroquia. Resulta claro de la lectura de las actas que la novena involucraba no sólo a los hermanos de la cofradía, sino al conjunto de la comunidad parroquial de San Juan. Existía, en general, y por lo demás, un claro hiato entre la devoción a las ánimas y la pertenencia a la fraternidad que los balances de tesorería dejaban patentes, pues la mayor parte de los ingresos devenían del cepillo de la capilla y de donativos, no de las luminarias.

Por añadidura, la Hermandad celebraba misa mensual en sufragio por las almas de sus hermanos difuntos en el altar de su capilla, a la que debía añadir una en sufragio expreso por el alma de cada integrante que fuera falleciendo.

En concordancia con el conocido carisma de entierro de nuestras cofradías, el panteón que la Hermandad poseía en el Cementerio de San Miguel ─y que aún puede contemplarse en dicho conjunto─, debido a las trazas del arquitecto José Trigueros y ejecutado en 1867, es otro de los temas recurrentes en los debates corporativos. Su limpieza, decoro y cuidado; las peticiones de los hermanos respecto a sus derechos de entierro, así como la preocupación subsiguiente a los continuos avisos de cierre del Cementerio de San Miguel por parte del Ayuntamiento, constituían motivos de preocupación continua para los directivos.

Otros son los temas recogidos en las actas corporativas, como las problemáticas derivadas del edificio anexo a la Parroquia propiedad de la Hermandad (C/Postigo de San Juan, 2), ocupado en principio por el albacea (y, a su vez, sacristán y organista de la parroquia), tras cuyo fallecimiento se convertiría en motivo de litigio con su familia hasta su cesión final para usos parroquiales, cesión justamente recogida en el acta última de nuestro libro.

Ojalá este documento del mes de noviembre sirva para incentivar el interés por el conocimiento y aprecio de la labor desarrollada durante siglos, no sólo por la Hermandad de Ánimas de San Juan, sino por el conjunto de las corporaciones aglutinadas en torno a su carisma. En el Archivo de nuestra Archicofradía, el Libro de Actas y Hermanos puede servir como pequeña puerta de acceso a cuantos lo deseen para facilitar dicho conocimiento. Que así sea.

Pies de foto:
Imagen 1: Fotografía de la Virgen que se veneraba en la Capilla de Ánimas de San Juan. Archivo Díaz Escovar. Caja 127.28.2
Imagen 2: Ecce Homo (acuarela). Joaquín Martínez de la Vega, 1893. Museo de Málaga. Esta obra forma pareja con una Dolorosa, las dos realizadas tras la muerte de la primera esposa del pintor, Dolores Casilari. Ambas obras serían donadas por el pintor a la Hermandad de Ánimas de la Iglesia de San Juan.
Imagen 3: Panteón de la Hermandad de Ánimas de San Juan en el Cementerio de San Miguel. José Trigueros (arquitecto), 1867. Fotografía de Marina Torres.
Imagen 4: «Tempus fugit». Panteón Panteón de la Hermandad de Ánimas de San Juan en el Cementerio de San Miguel. Fotografía de Marina Torres.