LOS MANTOS DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES

LOS MANTOS DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES

El Viernes Santo del año 2017, Nuestra Señora de los Dolores estrena nuevo manto de procesión, el primer manto bordado de estas dimensiones que se incorpora a su ajuar, gracias a los esfuerzos de hermanos y devotos. A lo largo de nuestra dilatada historia fueron numerosas las iniciativas que se llevaron a cabo para la adquisición de esta prenda para la Virgen.

Desde el siglo XVII la imagen de Nuestra Señora de los Dolores poseía un completo ajuar tanto para su uso cotidiano en el camarín como para salir en procesión. Además de basquiñas, tocas, enaguas y camisas, Nuestra Señora de los Dolores dispuso de varias túnicas y vestidos, en los que predominaría el color rosado hacia la mediación del siglo XIX. Por supuesto, el manto fue siempre una de las prendas imprescindibles de su atuendo, y a lo largo del tiempo la Virgen dispuso de varios, bien destinados al camarín, bien para la procesión, como se constata en los distintos inventarios y otra documentación conservada en nuestro Archivo.

En el Inventario de 1747[1] se menciona un manto de felpa con algunas estrellas de plata, que es el que la imagen utilizaba cotidianamente en la capilla. Para la procesión del Miércoles Santo la Virgen también contaba en esta época con un manto grande de terciopelo negro. A estos se une en 1797 un manto nuevo de felpa celeste con veinte plumas de plata, guarnecido de gaza, y punta fina[2]. Aunque no se aprecia con detalle, se ha conservado una imagen gráfica del manto de esta época, en la Placa de Mayordomía del platero y hermano de los Dolores, José Peralta, en la que podemos observar la forma en la que se le colocaba a la imagen, cubriéndole la cabeza a modo de toca y sin rostrillo.

En 1842 parece que se refunden en un único diseño el manto de estrellas y el de plumas, mencionándose un manto azul de felpa de cola, con veinte plumas de plata y cubierto de estrellas con su guarnición de encaje y blonda ancha de plata; además de un segundo manto de terciopelo con cola, sin guarnición ni flecos, y otro más de felpa con blonda de plata, que era el que llevaba entonces Nuestra Señora de los Dolores en el camarín. El  manto de 1842 debe ser, casi con certeza, el que está representado en la Patente de Hermano, del litógrafo Francisco Rojo, obra de mediados del siglo XIX, que es el mismo que aparece en una excepcional fotografía del primer tercio del siglo XX, realizada en un Septenario. La pieza va fileteada completamente de encaje, y presenta unos originalísimos adornos horizontales de pasamanería, compuestos por cordones entrelazados en ambos costados.

La constatada duración de la prenda, trajo consigo diversas restauraciones, reflejadas en la documentación conservada. En 1885 el manto fue descosido, teñido y vuelto a armar, trabajos en los que la Hermandad gastó 16 pesetas con setenta y cinco céntimos; y en marzo de 1894 se adquirieron, por un importe de 43 pesetas, 13 varas de randa, “para el manto de Ntra. Sra.”, desembolso que se pormenoriza en una factura, del establecimiento malagueño de pasamanería y objetos religiosos de Salvador Ortiz Lanzas, como 13 varas de encaje fileteado y 13 varas de [¿?], apuntándose en la misma factura la cantidad de 18 pesetas en concepto de “baja de la randa vieja”[3].

En otra instantánea anterior a 1936, con la Virgen sobre su trono de carrete, el manto que viste es mucho más sencillo: liso, fileteado también de encaje y con un ribete de pasamanería. En otra fotografía, correspondiente a la reinauguración de la capilla en 1941, nos encontramos a la nueva imagen de la Virgen con otro manto muy simple: liso, con filo de encaje y muy similar, por no decir idéntico con el que la retratara el fotógrafo Zubillaga en los años 60.

Sin embargo, la Hermandad había adquirido, en 1948, 18 metros de terciopelo azul a la Fundación Generalísimo Franco. Industrias Textiles Agrupadas[4], por la cantidad de 4.455 ptas., para la elaboración de un nuevo manto que bordarían “las monjas” (no se especifica cuáles), al parecer para ser estrenado en la Semana Santa de 1949, y del que extrañamente nada más se supo. La hipótesis de que fuera ésta la prenda recamada que custodiaba la familia de Carlos Rubio, cuyos bordados fueron pasados por Manuel Mendoza en 2003 a terciopelo negro, para la confección de una saya de la Virgen, quedaría descartada tanto por el estilo antiguo de estos bordados como por el reducido tamaño de aquel manto, más propio de una imagen de busto.

Con la vuelta al culto externo de la Hermandad, en 1978, y el estreno del nuevo trono de Ntra. Sra. de los Dolores, en 1985, se realizan tres mantos lisos de procesión en el tradicional terciopelo azul: el de 1978, realizado por Juan Rosén; el de 1985, por un grupo de hermanas pertenecientes a la Bolsa de Caridad; y el de 1997, por Francisca Palomo de la Cruz. Pero también, pocos años después, se acometerían distintos mantos bordados de camarín. En el año 2001, un grupo de hermanos y devotos patrocinaron la confección por Sebastián Marchante, de un nuevo manto de estrellas, en recuerdo de aquel descrito en nuestros viejos papeles, que fue estrenado con motivo del Bicentenario de la Agregación de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de la Parroquia. Igualmente en 2009, se realizaría por donación un manto negro, realizado por Antonio Miguel Moreno, e inspirado en los bordados antiguos de la saya mencionada anteriormente[5]. Y, en 2014, el bordador Jesús Díaz-Hellín confeccionó y donó a Nuestra Señora de los Dolores un nuevo manto de camarín, profusamente bordado en oro sobre terciopelo azul, de excepcional factura.

[1] A.H.A.D.S.J. Lib.1. Libro de Imbentario del Y Alajas que tienen la her/mandad de N.ªS.ª de los Dolores en la Iglesia parroquial de s.r s.n Juan desta Ciudad. fol.1.

[2]  A.H.A.D.S.J. Lib.10, fol.11.

[3] A.H.A.D.S.J. Leg.6.p.1.d.254. El término “randa” se aplicaba a la guarnición de encaje aplicada a las vestiduras.

[4] A.H.A.D.S.J. Leg.8.p.1.d.88. La Fundación Generalísimo Franco- Industrias Artísticas Agrupadas, nació en 1941 como fundación privada  por  una decisión de Franco.

[5] Para la descripción de todas estas piezas ver ALARCÓN RAMÍREZ, Pedro “El ajuar de Nuestra Señora de los Dolores” en CASTELLÓN SERRANO, Federico (Coord.) Archicofradía Sacramental de los Dolores. Historia y Patrimonio, pp. 595-609. Málaga, 2013.