Capilla del Santísimo Sacramento y del Cristo de la Redención

En el libro de escrituras de la Hermandad Sacramental también se especifica, con relación a la obra que estamos comentando, que la Cofradía a de labrar en el dicho sitio a su costa, una o dos Capillas para guarda y custodia de sus vienes, y hacer sus Cabildos, lo cual le es útil y provechoso por que no tiene sitio en la dicha iglesia para los dichos efectos, y tengan los cofrades entierro y mas autoridad la Cofradía.

En el mismo libro de escrituras figura la ratificación de la compra fechada en la ciudad de Málaga en ocho días del mes de abril de mil seiscientos veinte y dos años. En dicho documento, el licenciado Don Juan Zapata y Figueroa, Provisor y Vicario General de este obispado, dijo que para que la venta que se va de hacer en favor de la Cofradía del Santísimo Sacramento del Señor San Juan, del sitio contenido en estos autos, sea firme en todo tiempo: Daba y dio licencia a el Licenciado y Racionero Pedro de Pavía Cienfuegos, Mayordomo de las fábricas menores de este obispado, para que por ellas pueda otorgar venta real de dicho sitio, obligando a las dichas fábricas del saneamiento en cumplida forma, resiviendo en si los censos que la dicha cofradía y hermanos tienen hasta en la cantidad de quatrocientos cincuenta ducados en que esta concertado (…) Por tanto otorgo y conozco por el tenor de la presente, que como tal Mayordomo vendo, zedo, traspaso y doy en venta real para siempre jamas a la dicha Cofradía del Santísimo Sacramento de la dicha Parrochia del Señor San Juan de esta ciudad, y a su Mayordomo, cofrades y hermanos en su nombre, el dicho sitio de la fábrica de la iglesia del Señor San Juan de ella tiene, que se deslinda desde la Capilla del Señor San Cristóbal, hasta la Capilla Mayor que se esta labrando de presente en la dicha iglesia, que son dos arcos en que se contiene el dicho sitio del lado de la Epístola.

En el citado documento se aceptaban, como parte del pago, los rendimientos de los censos que poseían y que demuestran el volumen de la actividad económica de la Cofradía, ya que rentaban alrededor de 4.457 reales y 26 maravedíes. Entre las propiedades de las que obtenía las rentas, se contabilizaban dos viñas y varias casas repartidas por la ciudad. La mayoría de estos bienes provenían de las donaciones testamentarias de fieles a cambio de indulgencias plenarias. En otros casos, la Cofradía había procedido a la recompra de inmuebles o la creación del censo por parte de la Hermandad para la venta o traspaso de sus propiedades. Dichos beneficios eran empleados en la mejora de la iglesia parroquial, como queda demostrado en numerosos documentos, lo que provocó no pocos conflictos con la autoridad eclesiástica y la pérdida de sus fondos en alguna que otra ocasión. La venta, como ya se ha mencionado, se cerró por un total de cuatrocientos cincuenta ducados, que serían abonados gracias a los censos y una pequeña parte en metálico, en concreto, cuarenta y cinco ducados. La situación económica de la Hermandad, bastante cómoda por aquellos años, le permitió participar de forma muy activa en las obras de su sede canónica, así como la adquisición de diferentes enseres, la organización de sus cultos y de la procesión de impedidos.

En la escritura anteriormente mencionada, además de hablar de las necesidades de espacio de la Cofradía Sacramental para su funcionamiento habitual y la custodia de su ajuar, se comentaba la dedicación de parte del espacio al enterramiento de los hermanos incluyéndose la bóveda de inhumación en la construcción del espacio devocional, y ofreciendo diversos servicios religiosos por el alma de los hermanos fallecidos… Hay que recordar que uno de los fines fundamentales de la Corporación a lo largo de su historia fue el entierro de sus hermanos en la cripta de la capilla que se dedicaría a enterramiento; así, hasta la construcción del cementerio de San Miguel en 1810, donde la Archicofradía, ya unificada, adquiriría un panteón con tal finalidad. Su mantenimiento también fue constante, como consta en la losa que cubre la cripta tras una de las últimas intervenciones, fechada en 1780.

Escritura Capilla Sacramental de 1622
Losa de la Cripta de la Capilla Sacramental
Extensión de la parroquia adquirida en 1622
Plano Sacristía

A pesar de haberse unido la Archicofradía Sacramental con la Hermandad de los Dolores en 1801, y siendo aquella la más pudiente de las dos, paulatinamente fue decayendo el culto eucarístico y la procesión de impedidos, sobre todo en el siglo XX, aunque no el culto a Ntra. Sra. de los Dolores. Es más, con la reforma de Estatutos de 1929, en que se prohibía la salida de la Virgen en Semana Santa, se fue incrementando el culto del Septenario a la misma, acabando el Viernes de Dolores, como hoy en día se sigue celebrando ininterrumpidamente desde 1675, cuando aún se llamaba de la Soledad. Siguió la Corporación dando mucha importancia al Septenario, trayendo grandes predicadores de aquellos tiempos, sobre todo desde los años cuarenta hasta inicios de los sesenta.

No obstante, como decíamos, el culto sacramental decayó tanto que el párroco, Rvdo. D. Amalio Horrillo Coronil, a finales de los años setenta, cedió la Capilla Sacramental a la Virgen de la Paloma, de la Cofradía, también de San Juan, de la Puente del Cedrón. La Archicofradía no hizo nada al respecto en esos años; tanto fue así que cuando llegaron los nuevos hermanos para revitalizarla en el año 1977, vieron éstos cómo las obras para ubicar a dicha imagen se estaban realizando, sin saber aún que esa Capilla pertenecía en propiedad a la Archicofradía Sacramental de los Dolores, ya que los pocos hermanos antiguos, tampoco manifestaron nada.

Fue con el paso de los años y el estudio de su archivo histórico, cuando fue descubierta la realidad de esa propiedad, de tal suerte que con el traslado a una nueva Casa Hermandad y capilla de la Cofradía de la Puente del Cedrón y María Stma. de la Paloma, en 1996, fueron andados los pasos con el Obispado para tratar de restablecer la Capilla para ubicar el Sagrario de la parroquia, así como el Cristo de la Redención, la nueva imagen titular bendecida por el Obispo D. Ramón Buxarrais Ventura el 1 de noviembre de 1987, y que se encontraba defectuosamente ubicado en la Capilla de los Dolores.

Fue en enero de 1997, cuando con el beneplácito del obispo de entonces Rvdmo. D. Antonio Dorado Soto, fue adaptada y reinaugurada la Capilla como Sacramental y del Sagrado Crucificado, asistiendo dicho prelado, que ofició el culto y la entronización de la Sagrada Eucaristía y de la imagen, como reza en el azulejo que figura en dicha Capilla. Desde entonces, el culto sacramental fue incrementado y restablecido el culto de los últimos jueves de cada mes, así como el Triduo Eucarístico en la Octava del Corpus Christi y posterior procesión por la feligresía de la parroquia del Santísimo Sacramento. Así como, desde 1997 también, se celebra el Quinario al Stmo. Cristo de la Redención en la misma Capilla.